miércoles, 11 de marzo de 2009

Días buenos

Son esos que cuando estas triste o deprimido crees que no van a volver. Son días sobre los que a mi me da miedo escribir. Y a veces me lamento por ello porque si después no puedes recordarlos es todo mas triste. Pero es que una de las razones que yo tengo para escribir es que lo que está sobre el papel (o aquí), sobre el papel se queda. Por eso agradezco tanto escribir sobre las cosas malas, porque parece que así son menos malas, como si solo fuera un cuento o un libro de terror, algo ajeno de algún modo a mi, como visto desde fuera. Como si de una forma mágica el papel absorbiera lo peor: los miedos, las dudas, la tristeza... Entenderéis pues que me de un poco de miedo escribir sobre lo bueno. De una forma irracional y estúpida pero sincera, temo que al escribir sobre lo bueno, esto desaparezca.

Pero tras la tristeza se que debo escribir también sobre lo bueno, porque de lo bueno también se aprende y también merece ser recordado. Porque aunque la noche sea oscura, siempre termina saliendo el Sol. Aunque no lo parezca. Aunque la alegría dure poco, porque las cosas van despacio. Mi corazón, encogido, debe ir expandiéndose. Encontrándose con su propia libertad. El miedo se irá a dormir. Como un gran Dragón. Las lágrimas brotarán por fin y mostrarán la ira, ahogaran el miedo y en esa visión borrosa que provocan, veré la salida. Nada está perdido porque estoy viva y sigo sintiendo. El problema será recordarlo, no solo en la cabeza, sino también en el corazón.

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